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El lector, Bernhard Schlink


“No hay justificación alguna para anteponer lo que el sujeto considera conveniente para otro a lo que éste considera conveniente para sí mismo”

Cuando se habla de Auschwitz y elementos circundantes al holocausto generalmente es desde el punto de vista de las víctimas, lo cual no tengo nada que objetar ya que la cantidad de situaciones difíciles como las plasmadas en el libro son inimaginables para nosotros, quienes opinamos y nos informamos desde la comodidad de nuestras casas. Sin embargo, este tema posee muchos matices grises, muy distantes del blanco o negro que estamos acostumbrados. Quizás todos aquí podemos opinar y decir “yo no hubiera hecho esto si yo estuviera en ese lugar”, pero realmente quizás si nos hubiéramos encontrado en esos escenarios, no estaríamos preparados para tomar una decisión de una situación muy lejos de lo cotidiano.



Y con base en esto está escrito El lector, una novela poco frecuente en el ámbito literario y por lo cual ha recibido muchos galardones sobre todo en Europa. Pero ¿de qué trata el libro? La novela comienza como una historia adolescente bastante simple y llena de hormonas: Michael Berg de 15 años que por azares del destino conoce a Hanna, una mujer de 36 años que le ayuda en un momento desafortunado. Unos días después, Michael la busca en su casa para agradecerle y llevarle un ramo de flores por haberle ayudado, sin embargo, ese acto da inicio a una relación poco usual entre ambos. No obstante, el libro tiene un giro inesperado en el momento en el que Michael, 7 años después y siendo estudiante de Derecho, acude a un juicio de crímenes nazis y una de las acusadas es Hanna.

La primera vez que leí El lector me impactó mucho. No he encontrado algún otro libro parecido a éste en cuanto a contexto ni narrativa. Es un libro muy bien escrito que plantea diversos juicios morales que tienen que ver con los crímenes nazis y al mismo tiempo que deja al lector que decida y haga su propio análisis, no sólo en razón a los hechos, si no en situaciones más cotidianas como la respuesta humana o hasta qué punto alguien está dispuesto a mentir y bajo qué motivos. A pesar de que es un libro sumamente interesante y corto, me pareció haber leído dos libros que juntaron: la primera parte que da la introducción, que se desenvuelve con rapidez pero que está centrado en un amor y descubrimiento adolescente (podría recordar un poco incluso a una versión más simplificada y cursi de Demian de Hermann Hesse); pero de la nada brinca a una segunda y tercera parte que se centra únicamente en el juicio y dilemas más filosóficos y morales, por lo cual se vuelve más denso y más lento en comparación a la primera parte.

Entre novela erótica y un libro que enjuicia las acciones de los encargados de los prisioneros de los campos de concentración, Schlink pone en tela de juicio y nos hace reflexionar sobre una situación bastante compleja y llena de variables. Un libro complejo e interesante. Una lectura complementaria para los que les gusta el Derecho o un libro diferente para los fanáticos de libros sobre La segunda guerra mundial.

 
 
 

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